El 8 de febrero nos despertábamos con esa sonrisa pícara, así cuando sabemos que hay clásico ante el Once y que tenemos la boleta para ir a alentar al Hernán, o tenemos plan con amigos para verlo todo por TV.

Pero de repente todo se derrumbó, y la ciudad se puso triste, llegó una lamentable tragedia ocasionada por las fuertes lluvias que pusieron nuestros corazones de luto por las más de 14 personas que murieron en la avenida del Río.

Dolor, mucho dolor para Pereira y Dosquebradas, se debió cancelar el clásico deportivo, pero apareció esa pujanza y solidaridad de los hijos de la tierra del café y comenzó a jugarse un clásico de la vida donde los valientes se convirtieron en valientes para salvar vidas y simplemente ayudar a las familias que tanto sufrían y suplicaban ayuda.

Y allí, una imagen nos conmovió el alma, un hincha matecaña y uno del Once, vestidos con sus colores, compartiendo el mismo barro y sentimiento de solidaridad.

Ellos dejaron atrás pasiones absurdas que solo generan violencia, y solo pensaron en trabajar de la mano para colaborar, entendieron que todos somos hermanos de la vida y que los verdaderos clásicos están en cada rincón por donde caminamos, donde ante todo debemos ser gente y aportarle a la sociedad.

Qué linda mi gente de Pereira y Dosquebradas, dándolo todo, por la gente de Manizales ahí pendiente, ayudando de corazón.

Qué bien por nuestra gente del Eje, de Colombia, comprometidos con las familias de La Esneda, de la avenida del Río.

Esta semana nos tocó lamentablemente participar de un clásico de la vida ocasionado por un desastre natural, y nuestros hinchas cumplieron como grandes guerreros, como buenos hermanos, son encuentros muy tristes y dolorosos, pero que demuestran que podemos ser excelentes personas cuando desarmamos nuestro corazón y le damos vía libre a la pureza de nuestra alma.

Kardo.

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